1960, la modernidad
El tendido de la línea férrea en 1853 provocará cambios en la economía villacañera y en la fisonomía urbana que aún hoy son apreciables: bodegas, fábricas, fondas, estación, casino o teatro y una dinamización social y económica que la harán cabeza de comarca. Con el ferrocarril Villacañas entró en el camino del progreso.
A partir de estas fechas la población de Villacañas irá creciendo, entrando en el siglo XX con 6000 habitantes, para ir aumentando hasta llegar hasta los 12.000 en los años 50.
La rápida mecanización del campo, provocó un gran excedente de población activa, que se vio obligada a emigrar a las ciudades que estaban en pleno proceso de industrialización y necesitaban mano de obra. Se produjo una gran sangría en Villacañas.
Los villacañeros son gente emprendedora, y así en la década de los años 80 y 90 empezaron a crear empresas de fábricas de puertas. Convirtiéndose Villacañas en un pueblo que perdía población por la emigración a ser un pueblo que ha recibido mucha población inmigración, tanto de villacañeros que marcharon y regresan con el auge de las industrias de la madera, como personas de otros municipios tanto de España como de otros países. En la actualidad esta actividad ocupa a más de 3.500 empleados, de los que 2.000 son villacañeros y el resto proceden de otros pueblos de esta zona manchega que componen la parte oriental de la provincia de Toledo y también algunos de pueblos de las de Ciudad Real y Cuenca.
En este contexto vemos que el espíritu empresarial villacañero, con una veintena de fábricas dedicadas al sector maderero, hace compartir este importante volumen industrial con los vecinos de estos otros pueblos que, diariamente, se desplazan al nuestro por razones laborales. Destacar como dato curioso que de Lillo, Villa de don Fadrique, Quintanar de la Orden y Villafranca de los Caballeros sobrepasan, cada uno el centenar de puestos de trabajo.
Actualmente este sector está pasando por momentos difíciles, arrastrado por la crisis inmobiliaria. Pero el carácter emprendedor y trabajador de los villacañeros, así como los esfuerzos por diversificar la industria e incentivar el comercio, sin olvidar el peso que tiene la agricultura en la economía villacañera, harán posible que este municipio con 11.000 habitantes no pierda su importancia.
Es así mismo significativo el peso en nuestra economía de las industrias textiles de confección de edredones y ropas de hogar, con dos centenares y medio de empleadas; y además, otros talleres de confección de prendas de vestir.
Toda esta iniciativa empresarial y obrera de los últimos años originan la configuración actual de la ciudad actual, con caserío renovado, polígono industrial y equipamientos sociales que hacen de Villacañas una población saludable para sus habitantes y visitantes.
Textos: Cortesía de Ángel Novillo Sánchez de Pedro.